domingo, 25 de enero de 2015

Bonjour tristesse

No me refiero a la novela de 1954 que lanzó a los 18 años a la fama a Françoise Sagan, lo que escribo está mucho más cerca de lo que dijo el diputado francés Le Pen con motivo de la manifestación de París, y en toda Francia, por los acontecimientos de "Charlie Hebdo" el semanal, satírico francés de décadas de vida, en los que más de tres millones de personas han participado en las marchas de unidad a través de Francia en memoria de las 17 personas u murieron durante los tres días de ataques mortales en París. Consciente de que la respuesta ni es única ni fácil, sabiendo que la mayoría de los musulmanes son pacíficos y están en contra de estos métodos que conducen a matar a las personas.

Sorprende la reacción de ciertas personas que cuando suceden a otros con una ideología o religión diferente se callan o atacan con todas sus fuerzas a quienes lo hicieron. En las diferentes redes sociales y periódicos encontramos con personajes famosos que dicen: " Yo no soy Charlie, porque respeto las creencias de los demás", o algún periodista del New York Times que ha evolucionado "hacia puntos de vista más complicados de la realidad y hacia actitudes más comprensivas de los otros", y que el semanario satírico ataca sin piedad, o algún político y actor español que consideran que los hechos no ha sido importantes porque: "Occidente asesina diariamente", o "criminalizarían las etnias". Otros son más claros y el diario danés que en 2005 intento publicar unas viñetas sobre el Profeta confiesa que no las publica en homenaje a los asesinados porque tiene miedo y es la única alternativa para proteger a sus redactores, cierto ya que Kurt Westergaard, uno de los ilustradores tiene protección policial. Hay que añadir que han movilizado a parte de los musulmanes contra el semanario. Increíble los muertos y un medio de comunicación culpables sin juicio, y nos callamos.


sábado, 10 de enero de 2015

Soñar, ilusionarse y esperar - To dream, to deceive and to be waited

Millones de niños sueñan, y soñábamos, desde varios meses atrás lo que le íbamos a pedir a los Reyes Magos, horas disfrutadas de esos momentos, con la ilusión de poder tenerlo, de que te lo trajeran y sólo al final de poder disfrutarlo. No lo es para todos, pero puedo asegurar que era y es la gran noche "mágica", se van, nos íbamos a la cama, y ningún ruido nos podía despertar, hasta las primeras luces del alba, clarín que suena en muchas casas, ¡han llegado los Reyes!, sorpresas, desenvolver paquetes, ilusiones las que tenía, salir a la calle…

Santa Claus produce algo semejante, lo he vivido en varios países americanos y europeos, aunque no tiene la “magia” de la noche del 5 al 6 de enero, en ella se plasman las estrofas que cantan en el musical sobre Don Quijote "Amar la pureza sin par / buscar la verdad del error / vivir con los brazos abiertos / creer en un mundo mejor", mucho ha ayudado lo que ha lo que a lo largo de los siglos se ha conseguido modernizando los "desfiles”. Ver las caras, los ojos de los niños, la ilusión en una "Cabalgata de Reyes", antes y en el momento que pasan es algo inolvidable para los afortunados de estar a su lado, recordando "Con fe lo imposible soñar / al mal combatir sin temor / triunfar sobre el miedo invencible / en pie soportar el dolor".

Muchos prefieren, y respeto sus razones, que es mejor que disfruten durante todas las vacaciones de Navidad, humildemente pregunto ¿No hay todo una año, en especial los fines de semana, para hacerlo?, ¿No hay espectáculos diferente para participar y gozar los niños en la época navideña?. Soñar, desear, esperar, ver que se acerca el momento, que en la calle ya se vislumbran las carrozas en donde vienen Melchor, Gaspar y Baltasar que esa misma noche y mientras estén durmiendo van a cumplir la mayor parte de los deseos de los millones de niños que esperan al alba para comprobar que sus sueños se convirtieron en realidad y así "Será este mundo mejor / si hubo quien despreciando el dolor / combatió hasta el último aliento / Con fe lo imposible soñar / y la estrella alcanzar". La ilusión, la inocencia de un pequeño no tienen valor, mantengámosla. Consciente de que reclamarlo hoy es afirmar cómo Orwell: "En un tiempo de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario".