viernes, 30 de noviembre de 2018

Problemas y ventajas del biochip - Problems and advantages of the biochip

Elon Musk, en 2017, en su empresa Neurolinks, construyó una “interface” que conecta el cerebro con cualquier tipo de ordenador, “smartphones” incluidos, de modo “wifi” o inalámbrico; yendo más allá se conectaran cerebros con chips y más adelante con biochips.
No olvidemos que actualmente ya es posible que el cerebro pueda ejecutar acciones con el pensamiento, como mover objetos, incluso máquinas, toda una ayuda para personas con tetraplejia, de la que pueden disfrutar y les hace la vida un poco más “agradable”. Según una de las grandes especialistas en Inteligencia Artificial (IA), la neurociencia será un elemento esencial en su futuro, especialmente en las comunicaciones, tendremos muchas sorpresas con la telepatía.

Los “neurograins” o neurogranos, antecedentes de lo que probablemente sea el “biochip”, permitirán a las personas paralizadas por esclerosis lateral amiotrófica, embolia cerebral u otros trastornos similares salir de su encierro y comunicar sus necesidades y deseos a otros, operar programas de procesamiento de textos, controlar una silla de ruedas y otros elementos. La neuroprótesis (chips en el cerebro) les dará mejor calidad de vida o superar la enfermedad.

Esta tecnología abre nuevas posibilidades, e implica riesgos y problemas éticos. ¿Podrían “hackers” u otros robar datos internos de un cuerpo, usar el cuerpo de una persona en contra de su voluntad? Ante estos problemas, Walter Glannon dice: “Las prótesis neuronales nos obligan a reevaluar cómo pensamos en la responsabilidad de nuestras acciones”. ¿Qué vendrá después?: el Defense Advanced Research Projects Agency (DARPA), para mejorar las habilidades militares. Incluso manejar drones con el cerebro, aunque parezca de ciencia ficción.


Mark A. Attiah y Martha J. Farah, especialistas en neuroética, escriben: “Los escenarios abiertos por las ‘interfaces’ cerebro-ordenador conducen a interesantes preguntas sobre lo que significa ser humano”. Ante estos hechos y posibilidades presentes y futuras habría que preguntar ¿seríamos humanos si pudiéramos hacer que otros se movieran o actuasen a partir de nuestro pensamiento?, ¿seríamos humanos si nuestras mentes nunca operasen independientemente de los demás.

sábado, 24 de noviembre de 2018

Preparando la reunión anual medioambiental - Preparing the annual environmental meeting

 El COP24, como se denomina informalmente a la 24ª Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, este año se celebrará en Katowice (Polonia) del 3 al 14 de diciembre. Como todos los años, en meses anteriores se producen informaciones contradictorias, algunas sin ninguna base científica, otras diciendo solo parte de la realidad, y la mayoría siendo conscientes de ella. Esto sucede porque en estas reuniones se han metido de lleno la política y hemos asistido a confrontaciones países ricos/países pobres.

Desde la capa de ozono al CO2, pasando por las flatulencias de metano de los bovinos, se ha pasado como elemento principal por casi todos los gases de efecto invernadero. Este año le ha tocado al diésel, del que ya he escrito un artículo, y, con más fuerza que en años anteriores, al deshielo de los polos terrestres, contando casi cada desprendimiento como si fuese una novedad, cuando sabemos que es un hecho que cada primavera se producen esos icebergs. Un ejemplo que todos conocemos es el que causó el hundimiento del Titanic.

Se habla muy poco de que en el Ártico se están realizando extracciones de gas natural por medio del “fracking”, que produce dos efectos básicos: la rotura de rocas y tierras internas hasta llegar al lugar en que se encuesta el gas, y la introducción de agua no potable para que empuje al gas hacia arriba. Esto causa desprendimientos de hielo, contaminación del subsuelo y muy probablemente terrenos. El gas natural es un hidrocarburo formado principalmente por metano en un 95 %, y es un gas de efecto invernadero más potente que el CO2. También suele contener una proporción variable de nitrógeno, etano, CO2, H2O, butano, propano, mercaptanos y trazas de hidrocarburos más pesados. Ciertamente que para redundar en que las peores causas para el efecto invernadero no es el gas metano, se citan la actividad ganadera y los arrozales, que suponen alrededor del 50% de las emisiones causadas por el hombre.


Estudios independientes indican que el escape de gas natural es de 1 % en la extracción, transporte y distribución, pero no dicen los millones de litros que son. ¿El coche eléctrico es la solución?, ¿energía y baterías?

lunes, 19 de noviembre de 2018

En el camino del biochip - On the path of the biochip

En la UC Berkeley (University of California) han construido con partículas de silicio “polvo neuronal”, que permite realizar la monitorización de órganos, músculos y otras partes del cuerpo en el mismo instante (tiempo real). Es un paso más debido a los neurogranos: implantes de chips en el cerebro que permite una conexión tipo wifi y, a distancia, comunicarse con un ordenador. En el inicio del siglo, en 2004, el neurocirujano John Donoghue (Brown University) implantó un chip que llamó “Puerta del Cerebro” (BrainGate). Esto generó todo un departamento volcado en la neurociencia apoyada en la Inteligencia Artificial (IA) con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por lesiones o enfermedades neurológicas, tanto cerebrales como en la médula espinal cervical, centrándose en las conexiones cerebrales “desconectadas”. Están trabajando en los chips o “neurotransmitter”, como ellos los denominan, para crear sistemas de grabación neuronal multicanal, cortical, prácticos para la investigación del mañana, y para las interfaces neuronales clínicas humanas. Actualmente son más de una decena de personas las que pueden realizar acciones de movimiento con este chip de silicio de cuatro milímetros de lado con cien electrodos.

El ingeniero Vicent Leung (University California of San Diego - Qalcomm Circuits Lab): “Es un gran desafío científico. En un principio, la idea es implantar los ‘neurograins’ en la corteza cerebral, la capa externa del cerebro de personas que han perdido funciones por una lesión o enfermedad. Y a través de diminutos pulsos eléctricos, estimular las neuronas atrofiadas”. Trabaja en colaboración con Brown, Stanford y Berkeley Universities, y el centro europeo situado en Ginebra Wyss de Bioingeniería, del que forma parte el equipo de Leung en la Universidad de California en San Diego. Actualmente están trabajando en el desarrollo de prótesis neuronales inalámbricas capaces de registrar y estimular la actividad del cerebro.


Los centros médicos están utilizando la IA; así, la Clínica Cemtro con GE Healthcare y la Universidad Juan Carlos I están desarrollando un proyecto para diagnosticar patologías del sistema musculoesquelético. El camino del biochip está abierto.