martes, 19 de agosto de 2014

Apocalíptica 
serpiente de verano - Apocalyptic summer serpent


Desde hace unas semanas estamos viendo fotos del Sol en diferentes medios y redes sociales con una virulencia pocas veces vista, anunciando que se va producir una "llamarada solar" o "viento solar" con una virulencia inusitada, remontándose al "Evento Carrington” (1859) que colapsó la red de telégrafos, el único sistema ampliamente extendido. Aunque los registros obtenidos de las muestras de hielo indican que una llamarada de esa magnitud no se había producido desde 500 años antes, llamaradas solares relativamente fuertes se producen aproximadamente cada 50 años; la última, el 13 de noviembre de 1960 (53 años), por lo que no es descartable que se produzca otra, aunque quizás ya la tuvimos el 5 de marzo 2012 de una magnitud X5,4 que surgió de la mancha solar 1.429, y el 5 de noviembre 2013, de X3,3, similar al 3 de marzo del 2012, o la que hemos "sufrido" de 8,7, muy cercana a la máxima que sería X9.
 
 
 



Las tormentas solares o Eyección de Masa Coronal (Coronal Mass Ejection-CME), suelen abarcar toda la heliosfera (burbuja en la que se encuentra el Sistema Solar) y salir de ella, cómo lo ha demostrado el Voyager I. Contienen cantidades de materia (partículas ionizadas cómo electrones, protones) y radiación electromagnética, pudiendo alcanzar la Tierra entre 24 y 36 horas e impactando a una velocidad que va desde los 200 hasta los 889 km/s. Se producen por ciclos, los normales son de 11, 50 y 500 años, habiéndose detectado ciclos irregulares cómo el conocido de Gleissberg, de 72 a 83 años, causante del famoso Mínimo de Maunder que originó la Pequeña Edad de Hielo (1645-1715), otro en 1770 y el último en 1850 (9 años antes del Evento Carrington). Al Planeta Azul lo protege la magnetosfera, que contiene los dos cinturones de Van Allen (cuando la CME es fuerte surge el tercero). Estamos como hace dos años, cuando lo hacían coincidir con el fin del mundo pronosticado por los mayas; ni sucedieron ni van suceder los colapsos de agua, gas, electricidad, comunicaciones, transportes aéreos, marítimos y terrestres, ni nada de lo escrito en el falso documento de la NASA que circula por Internet y que nunca hizo la Agencia Espacial.

viernes, 1 de agosto de 2014

Seguimos con los hidrocarburos - We continue with the hydrocarbons

Cuando las grandes potencias están en vías o han solucionado la independencia energética, principalmente basada en hidrocarburos (petróleo y gas), surge el permafrost o capa permanentemente congelada en las regiones polares, circumpolares y a lo largo de toda la costa atlántica y pacífica, llegando a las Islas Georgias del Sur y Sándwich del Sur, que contiene hidrato de metano (1 metro cúbico contiene 164 metros cúbicos de metano), la energía oculta del hielo.
 
 
 
En el Pacífico se están viendo movimientos "con aire bélico" donde se disputa cada islote, quizás la explicación sea la búsqueda de energía: petróleo, gas y por supuesto hidrato de metano. Japón y China los necesitan, Rusia está abastecida, USA y Canadá ya han terminado los proyectos que le garantizan la independencia energética, aunque estas dos naciones junto con Japón han invertido millones de dólares en la investigación para la extracción del permafrost y han realizado  proyectos de prueba, Laszlo Varro de la IEA-(The International Energy Agency) dice "El hidrato de metano tiene todo el sentido para Japón y podría cambiar las reglas del juego". En el mismo camino están Corea del Sur, India y China que han analizado cómo explotarlo y utilizar esas reservas. Chris Rochelle del Servicio Geológico Británico dice: que "Las estimaciones sugieren que hay alrededor de la misma cantidad de carbono en los hidratos de metano que la que hay en todas las otras reservas de carbono orgánico en el planeta", otros llegan más lejos e indican que en el permafrost existente hay más energía que en todo el conjunto de petróleo, carbón y gas del mundo.
 
Existen problemas para extraerlo sin que se libere el metano por las profundidades en las que se encuentra, bajas temperaturas y altas presiones, existiendo también el riesgo de la desestabilización del lecho marino, lo que pospone su explotación cómo dice el experto  energético O’Rourke de Wood Mackenzie "Hemos visto algo de progreso recientemente, pero no prevemos la producción comercial de hidratos de gas antes de 2030". Si este es el futuro comprendo y no comparto el aplazamiento de las decisiones al 2020 de la última reunión del IPCC.