jueves, 13 de agosto de 2015

La desmemoria - Forgetfulness

No tiene nada que ver con una defensa o ataque a la Jefatura del Estado definida en la Constitución que todos nos dimos casi sin excepción, y por supuesto sin que nadie apuntase a otro con ningún tipo de arma para que tomase una decisión que él no quería, y mucho menos para firmarla o votarla. Estoy hablando de los siglos de historia de España (ya los romanos la conocían cómo Hispania), lo mismo que nuestro Ourense era Auriense, que con buen criterio y algún cambio utilizamos ahora, de las costumbre y adaptaciones que tenemos desde hace cientos de siglos, ahora todo ello se ha olvidado en aras de un pensamiento que no llega a alcanzar al tercio de la población. Si ostentan cargos públicos, legítimamente obtenidos, en algunos casos lo imponen, olvidan que representan a toda la población que no tiene que pensar cómo ellos, y cómo sus representantes tienen que estar presentes en lo que el pueblo soberano quiere y sabe que se ha hecho durante siglos independientemente de la ideología.

Sorprende que personas que han alcanzado puestos elevados por los votos, y por su valía reconocida, quieran cambiar las ancestrales costumbres porque a ellos no les gustan, tienen todo el derecho a rechazarlas personalmente, pero no arrogarse el pensamiento y los deseos del pueblo e implantar lo que piensan a los demás, la libertad de la que no dudo son defensores les dice que los demás tienen libertad para seguir con esos hábitos, y rechazo de plano todo lo que rebaja la dignidad de cualquier ser, lo que no entiendo es que la memoria esté para unas cosas, al ser ley, pero no se puede imponer los gustos y costumbres de un cargo público como ley para los demás, y menos cuando algunos de ellos no las cumplen e incluso presumen de no hacerlo. Si una ley se quiere cambiar, Constitución incluida, que se haga con la participación del pueblo. No hacerlo conduce a situaciones que preferimos olvidar, estamos en el siglo XXI, y no el XVII ni en los inicios del XX, los que pertenecemos a la ciudadanía no tragamos con cualquier cosa, recordémosles "por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos" (Mt 7-12), o "nadie puede hacer el bien en un espacio de su vida, mientras hace daño en otro" (Gandhi).