lunes, 28 de diciembre de 2015

Nace el Niño que revoluciona el mundo - There is born the Child who revolutionizes the world

Es cierto que Jesús de Nazaret no nació la noche del 25 de diciembre cómo tradicional este celebramos, sabemos que lo mismo que con otras fiestas paganas las sustituyó la Iglesia tras el reconocimiento ro por el emperador romano Constantino por fiestas cristianas. En esa época romana se celebraban las saturnales en honor a Saturno, dios de la agricultura coincidiendo con el Solsticio de invierno lo que significaba un nuevo año agrícola coincidiendo con el "nacimiento" del nuevo Sol, los días comienzan a ser más grandes. Las fiestas eran una mezcla de grandes comidas, con regalos, y disfraces carnavalescos, difícil lo tuvieron los cristianos en eliminarlas, por eso hicieron coincidir el nacimiento del "nuevo Sol" Jesús con esa fecha. Existen aún costumbres, al margen de los regalos que aún perduran, los esclavos recibían de sus propietarios una generosa paga extra en forma de moneda o vino.

Leyendo los evangelios que narran el nacimiento del Niño-Dios, este tuvo que ser en la conjunción de Júpiter y Saturno que se repite cada veinte años, llamada triple al producirse tres veces en el año, y que en el año 7 AC se produjo en mayo, septiembre y diciembre, lo que coincide con lo escrito sobre la apareciendo y desaparición de la estrella que vieron los Magos, me conduce personalmente a considerar que el año 7 AC es el más probable, que la visita a Herodes de los Reyes Magos se produjo en diciembre de ese año coincidiendo con la tercera conjunción, la estrella volvió a aparecer después de dejar el palacio de Herodes. Si añadimos que los pastores a los que se les apareció el Ángel estaban al aire libre y con una temperatura fresca por la hoguera, consideró como más probables el nacimiento en el mes de septiembre de ese año.

La impronta del niño-Dios desde su nacimiento anunciado por “paz en la tierra” (Lc 2,14)  nadie lo duda, todo el mensaje es la defensa de la libertad, la solidaridad y la confraternidad, a título de ejemplo alguna de sus palabras “No juzguéis, para que no seáis juzgado” (Mt 7,1) o el más directo “Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos” ( Mt7,12), complementado “no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía” ( Jn 13,16).

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