Entrega premio Nobel
La radiación cósmica
se compone de partículas más pequeñas que los átomos que viajan a velocidades
próximas a las de la luz y por lo tanto con mucha energía, la mayoría son
protones, pero también se pueden encontrar electrones, neutrinos, rayos x,
ultravioletas, alfa, beta, gamma. No está claro de donde proceden, lo que sí
sabemos es que las llamaradas solares producen este tipo de radiaciones, por lo
que al encontrarse en todo el Universo es de suponer que proceden de otros
sistemas galácticos, especialmente de las
explosiones de las supernovas, también existen grandes probabilidades de
que surjan de los agujeros negro. Viajan por el Universo y están sometidas a
las cuatro fuerzas fundamentemos, especialmente la gravitatoria y el
electromagnetismo, y por supuesto a la fuerza de la energía y materia oscura,
por lo que su trayectoria es variable.
Con menos frecuencia
rayos cósmicos muy energéticos golpean la Tierra, “la hipótesis más probable es
que proceden de los enormes agujeros negros en el centro de galaxias”, de
acuerdo con la teoría del premio Nobel James E. Cronin, aunque recientemente se
ha descubierto por el satélite Fermi de la NASA un "nido" de rayos
cósmicos en un grupo estrellas jóvenes con mucha masa. Los astronautas siguen
mostrándose sorprendidos por este fenómeno, Mark Kelly -el comandante que tripuló
el último viaje del transbordador espacial Endeavour de la NASA el 16 de mayo
del 2011- dice "Hace once años, cuando hice mi primer viaje espacial me
sorprendí de seguir viendo unos flashes atravesando mis pupilas, mi cuerpo.
Desde ese momento me interesé por los rayos cósmicos", en ese viaje
llevaron el Espectrómetro Magnético Alpha (AMS-Alpha Magnetic Spectrometer),
que ya permite estudiarlos mejor.
El estudio de la
radiación cósmica con los cohetes Explorer permitió a Van Allen en 1958
descubrir los cinturones que llevan su nombre, formando parte de la
magnetosfera, que protege a la Tierra de las radiaciones, ejerciendo una fuerza
sobre las partículas debido al campo eléctrico y magnético de la Tierra, sólo
una pequeña parte llega a nuestra superficie, conformando con la radiación
terrestre la radiación natural. Son tan intensas que incluso se dio veracidad a
la noticia -en enero de este año- de ser la causante de la avería del ordenador
de la sonda rusa Fobos-Grunt con destino a Marte, cuando probablemente se debió
a un defecto de diseño.
Cómo no podía ser de
otro modo, la radiación cósmica, lo mismo que las llamaradas y eyecciones
solares también se han relacionado con el Cambio Climático, existiendo
numerosos estudios que confirman que no se puede descartar su influencia.
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