miércoles, 21 de febrero de 2018

No queremos verlo - We do not want to see it

Asistimos a hechos que no queremos asumir y que afectan al futuro de la humanidad, y no es solo la elección del presidente Trump en EEUU, que indica algo de lo que quieren las personas. Lo que dominó durante los dos últimos siglos, guerras mundiales incluidas y lo políticamente correcto, ha sido sobrepasado por las necesidades de la ciudadanía. No olvidemos lo sucedido con la apertura de los Juegos Olímpicos de invierno donde Kim Yo-Jong la hermana del líder norcoreano, ha estado en PyeongChang, la ciudad sede, ofreciendo un mensaje conciliador y una esperanza para el futuro de la península, de donde se llevó una invitación a su hermano para que visite Corea del Sur. Tengamos presente la guerra yihadista que soportamos y que no sabemos cómo afrontar, y todos los problemas de Asía que no tienen visos de solucionarse, África y su explotación, con el aprovechamiento de sus riquezas, entre ellos el coltán, necesario para los smartphones, tabletas… En Europa tiene diferentes vías. Así, vuelve Alemania a la “Gran Coalición” derecha y socialistas; en Francia, el presidente Macron da la impresión de que abandona su programa electoral y se aproxima al de la ultraderechista Le Pen. Su ministro de Interior, al referirse a los refugiados, dijo: “Hay que decir a esa gente que su futuro está en sus países”.
La humanidad tiene el desafío de lograr una calidad de vida para más de 7 mil millones sin desestabilizar procesos globales críticos. Usando indicadores diseñados para medir un espacio de desarrollo "seguro y justo", cuantificamos el uso de recursos asociados con la satisfacción de las necesidades humanas básicas, y acerquémoslo a todas las naciones. De ello habla el libro “Psicopolítica”, de Byung-Chul Han, y así lo ha reflejado en sus recientes declaraciones en España: "La libertad del ciudadano cede ante la pasividad del consumidor. El votante no tiene interés real por la política, por la configuración activa de la comunidad, reacciona sólo ante las mercancías que le agradan o le desagradan. Los políticos y los partidos también siguen esa lógica del consumo. Tienen que proveer. Se degradan a proveedores que han de satisfacer a los votantes en cuanto consumidores”. Reaccionemos y busquemos la calidad de vida que merece la humanidad.

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