jueves, 21 de junio de 2018

Europa sin rumbo - Europe aimlessly

Desde hace unos años Europa sigue sin saber cuál es su papel en el mundo del siglo XXI, y parte de sus integrantes están perdiendo lo que era fundamental: la lealtad a sus socios. Estoy convencido que los fundadores conocidos como "Padres de Europa": Adenauer, Monnet, Schuman y Gasperi, no estarían de acuerdo con lo que es hoy la UE y protestarían por la situación actual.

En el siglo XVIII surgieron con fuerza voces discrepantes como Voltaire, que en el “Cándido” ridiculizó a Leibniz (Pangloss), y creyendo en un Ser Supremo o Demiurgo (no era el Dios cristiano) realiza una demoledora crítica de la religión y de la autoridad eclesiástica, incluso en el libro hace referencia a un papa inexistente a quien le atribuye una hija, basada en hechos reales. Otro voz discrepante fue Jean Jacques Rousseau, feroz enemigo de Voltaire, con libros como el “Emilio”, mito al que contribuyó Montaigne al analizar y difundir lo que hoy conocemos como “Buen Salvaje”. Su gran obra “El Contrato Social” tuvo un gran influencia es sus coetáneos y aún en nuestra época, siendo contradictorio a Thomas Hobbes y acorde con John Locke. Aun con sus discrepancias, estos grandes intelectuales son el germen del liberalismo, con Adam Smith formulando la parte económica, lo que trajo la sujeción de las clases más humildes, por eso tuvo que nacer, y fue justo y necesario, el socialismo como contraposición para tener una vida digna.


Consecuencia es el abandono de Europa de lo que a lo largo de milenios la construyeron, las que supieron mantener los benedictinos con Benito, el fundador, a la cabeza, sin olvidar los cistercienses y Bernardo de Claraval (“no sólo es traidor a la verdad quien dice lo falso en vez de lo verdadero,… o no defiende libremente la verdad que reclama defensa”) que tanta aplicación tendría hoy, y al Cluny, todos ligados al camino de Santiago con toda su aportación a Occidente. Carlomagno, uno de los aglutinadores de la cultura guardada en los monasterios, unió la grecorromana con la judeocristiana, lo que durante más de un milenio hizo grande a Europa. Él y otros después fueron el crisol de la Europa que llevó la cultura y la modernidad al resto del mundo. Lo olvidamos, por ello estamos perdiendo influencia y ser referencia para otros países. Volvamos a nuestras raíces.

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