martes, 17 de julio de 2012

La ciencia tiene que hablar

Desde el inicio del año, además de la crisis, otros temas revolotean en las redacciones de los medios de comunicación, el del "El Club de Roma" ha sido uno de los últimos, vuelve a insistir en el calentamiento global con unos estudios que amenazan la supervivencia de la humanidad, por supuesto siempre que no hagamos lo que ellos dicen, de nuevo la visión neomaltusiana hace su aparición. Espero que tengan más visión profética que la apocalíptica previsión realizado en los años setenta del siglo pasado de falta de alimentos en el año 2.000.
En el mismo sentido David Cadman, presidente de la asociación de ICLEI (International Council for Local Environmental Initiatives - Gobiernos Locales por la Sustentabilidad- afirma que en esas condiciones de aumento de temperatura "las capas de hielo polar se derretirían, al igual que los hielos de Groenlandia" por lo que las ciudades se tiene que preparar para el cambio climático -siempre y cuando se sigan consumiendo combustibles fósiles cómo hasta ahora-, aunque recientemente se ha comprobado que los glaciares de Groenlandia -que tanto se van a derretir- han reducido su velocidad y siguen creciendo en contra de lo previsto en las visiones apocalípticas, según un estudio publicado en la revista "Science" por investigadores de Canadá, Alemania y Japón desde el 2000 hasta el 2011 que examinaron datos proporcionados por satélites en más de 200 glaciares. ¿Donde está la verdad?.

En la misma línea Europa Press publicó: "Los dinosaurios saurópodos podrían haber producido suficiente cantidad de metano -gas de efecto invernadero- como para calentar el clima hace millones de años, en un momento en el que la Tierra era caliente y húmeda,  citando el estudio publicado en “Current Biology", y señalan que el metano es 23 veces más "nocivo" que el CO2, por lo que en consecuencia hay que reducir los gases de efecto invernadero. No dicen que sin cierta cantidad de esos gases de efecto invernadero la vida no sería lo que es en la Tierra, ni que gracias al CO2 las plantas pueden vivir, la fotosíntesis necesita ese "malvado", y el carbono forma parte de toda la materia orgánica. Añádase la posibilidad de que a través del rastreo del dimetitlsulfuro se podría confirmar  el sistema de autorregulación terrestre conocido cómo la hipótesis de Gaia -conjunto de modelos científicos de la biosfera que postula que la vida fomenta y mantiene unas condiciones adecuadas para sí misma-, conforme al trabajo publicado por el equipo formado por Harry Oduro y James Farquhar de la Universidad de Maryland junto a  Kathryn Van Alstyne, de la Western Washington University, resumido en lo dicho por Farquhar que el trabajo realizado "establece que deberíamos esperar ver variaciones en las firmas isotópicas del azufre en los océanos bajo diferentes condiciones ambientales y en diferentes organismos. Y la capacidad de hacer esto nos ayudará a responder a importantes cuestiones climáticas y, algún día, a predecir los cambios climáticos con gran exactitud. Y también a probar si la hipótesis de Gaia es o no cierta".

Las renovables a través de la energía termosolar siguen extendiéndose, después de Andalucía, Extremadura incrementó su aportación con la planta Extresol-2, que producirá 50 megavatios y evitará la emisión de 149.500 toneladas de CO2 - la mitad que en potencia equivalente ahorra una central nuclear-, curioso que esta nueva vía se potencie cuando se cuestiona la rentabilidad de la energía fotovoltaica. Me gustaría saber que se va hacer con todos los "huertos fotovoltaicos" -entre otras elementos hay fósforo y boro-, y con las contaminantes centrales de cogeneración de apoyo a esa energía.
Volvemos al recurrente "ritornelo" del miedo de que la vida a medio plazo va a ser una continua sucesión de acontecimientos desastrosos para nuestros descendientes cuando surge científicamente y tecnológicamente un avance que va permitir crecer, y se vislumbran nuevos caminos de desarrollo, hasta el FMI está preocupado por "el riesgo de que la gente viva más de lo esperado".

En sentido contrario en febrero de 2012 Boeing y la NASA con Subsonic Ultra-Green Aircraft Research (SUGAR) anuncian nuevos combustibles para el 2040-50, en el informe sobre el “N+4 Advanced Vehicle Concept Study" dice que el metano -"malvado" por las  flatulencias de los bovinos- juega un papel muy importante cómo combustible. Hablan de baterías híbridas con gas a propulsión, pilas con combustible, combustibles criogénicos -gas natural licuado, metano e hidrogeno- entre otros que cambian todo lo pensado hasta este momento, dando más importancia a los biocombustibles, los cuáles por su repercusión en varios ámbitos precisan un tratamiento especifico.


Avion Boeing-NASA

También acaba de aparecer en "Nature Nanotechnology" que científicos de Berkeley Lab (Universidad de Berkeley) generan electricidad a partir de virus inofensivos, convirtiendo la energía mecánica en eléctrica aprovechando las propiedades piezoeléctricas de un material biológico. Seung-Wuk Lee -profesor de Bioingeniería que dirigió la investigación de un equipo que incluye, entre otros a Ramamoorthy Ramesh y Byung Yang Lee- dice que "Se necesita más investigación, pero nuestro trabajo es un primer paso hacia el desarrollo de generadores de energía personales, para su uso en nano-dispositivos, y otros mecanismos basados en la electrónica de virus". Incluso el azufre puede ser fuente de vida, en el Paso del Fiordo Borup científicos de USA han encontrado que el azufre está implicado en el ciclo de vida de microorganismos del Ártico, Damhnait Gleeson -Jet Propulsion Laboratory de la NASA y Universidad de Colorado (USA)- afirma en la revista Astrobiology “Hemos encontrado que el azufre elemental puede presentar unas ‘biofirmas’ morfológicas, mineralógicas y orgánicas relacionadas con la actividad bacteriana, por lo que si se encuentran en Europa nos sugerirían la posible presencia de microorganismos”

Son un pequeño ejemplo de que la ciencia y la tecnología están demostrando que el apocalipsis no llega ni se le espera, que el mundo que nos describen se acaba. Dejemos de hablar de expertos, citemos los nombres, las publicaciones y las pruebas con rigor científico que demuestren lo que dicen, no asustemos al ciudadano.

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