Sabemos que no son
elementos simples, aunque siguen siendo importantes en la Tierra, tenemos que
protegerlos de modo que el Planeta Azul sea habitable para nuestro
descendientes, sin olvidar en ningún momento que los que habitamos ahora
tenemos que vivir con la calidad que nuestra ciencia y tecnología nos
proporcionan, teniendo muy presente que hay miles de millones a los que tenemos
que transferir tecnología para que
alcancen este nivel de vida.
En estos días en que
la ciencia está ocupada en la 'visualización' de una nueva partícula, en los
medios de comunicación dan cobertura a la plaga habitual en esta época, los
incendios. La respuesta más común es que las causas son muchas y complejas,
posiblemente tengan razón, aunque me gustaría conocerlas todas incluidas las
más complejas, y seguro que al margen de los descuidos, pirómanos y negocios
nos llevaríamos alguna sorpresa. Tendrían que ser los expertos y técnicos los
que hablasen o lo que ya han dicho y escrito se tuviese en cuenta.
Existen 'lobbies' que
están detrás defendiendo intereses que poco tienen que ver con la naturaleza,
cómo se ha publicado en diferentes medios de comunicación, y los hay en ambos
bandos. El camino que nos ha conducido a esta situación no ha cambiado nada,
los problemas que se querían solucionar siguen en el mismo estado, las medidas
tomadas en las últimas décadas han servido de poco. Cómo hemos podido comprobar
en Durban y Río de Janeiro la situación no ha variado mucho desde Kioto, es
hora de plantearse qué hacer con los clásicos cuatro elementos tierra, agua,
fuego y aire.
Desierto
Los nuevos
descubrimientos, las mejoras introducidas, las tecnologías que se pueden
aplicar siguen ahí, la mayor parte de las veces ignoradas o incluso denigradas.
Para la combustión, a inicios de este año se publicó en la revista 'Science'
que los birradicales Criegee son agentes oxidantes de productos cómo el dióxido
de nitrógeno o el dióxido de azufre, por lo que podrían utilizarse para limpiar
de forma natural la atmósfera. Obviamente es otro pequeño paso, pero que abre
unas oportunidades de mejora del medio ambiente.
La agricultura de
secano -el 87% en América del Sur, el 61% en Asia, y el 96 % del África
subsahariana- es básica para la supervivencia de miles de millones de personas,
también Europa y España la necesitan, aunque el agua, que no llega adecuadamente,
es imprescindible para producir otro tipo de agricultura, la higiene y la
salud. Tenemos que abrir la mente, ver más allá y tener en cuenta lo que la
naturaleza hace, así mientras falta agua en muchos lugares de la Tierra, sería
bueno que supiésemos que un sólo árbol pierde en evaporación 265 litros de agua
al día, y que una hectárea de maíz evapora más de 30.000 litros de agua al día.
Cataratas de Iguazú
Tierra productiva,
agua en todos los lugares, aire limpio, y menos fuego son objetivos que
tecnológicamente podemos llegar a conseguir en este siglo XXI.
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